Desde 1954 no nevaba en Arcos de la Frontera. De aquel año, el pueblo guarda en su memoria las fotografías que Víctor Marín Solano, pionero de los fotógrafos arcenses, realizara: dejó para la posteridad las imágenes de la nieve sobre los tejados y azoteas de la ciudad.
Si bien es cierto que ahora este fenómeno climatológico no ha llegado a las calles del centro, sí lo hizo en algunas partes de nuestro entorno rural, como la barriada de Las Abiertas, y en algunos campos.
Las fotografías que aquí mostramos son de las carreteras hacia Villamartín y El Bosque, que se bifurcan una vez pasado el cruce del final de la Cuesta de Las Caleras (o de «La Escalera»), si vienes desde Arcos. Alcornoques, chumberas, pitas, lentiscos, esparragueras, palmitos y tarajes se vistieron por unas horas de blanco, para satisfacer la curiosa alegría de los propios vecinos y de todos los que pasaban por allí.
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